• La barrica y la botella. Sexta entrega

    La barrica

    La barrica desarrolla una influencia casi mágica en el vino llenándolo de sensaciones.

    Esta magia necesita de unos requisitos. No vale cualquier madera, tiene que ser de roble; no vale cualquier roble, el árbol debe tener una determinada edad y hasta influye el procedimiento a la hora de cortar la madera, las curvas de sus duelas.

    La porosidad de la madera de roble es la más adecuada para permitir una oxidación correcta y sus sustancias cedidas contribuyen a conseguir un aroma, un sabor y un cuerpo adecuado.

    Ese es el milagro de la madera, impartir al vino un complejo de taninos y componentes aromáticos que son capaces de acrecentar el carácter y de contribuir a la formación de los grandes vinos.

    Como norma, puede decirse que las barricas deben ser tratadas antes de iniciar el envejecimiento. Lo más indicado es llenar la barrica con agua dulce fría durante unos días, vaciarlo, enjuagarlo nuevamente y escurrirlo dejando que gotee. De esta forma, las barricas se convierten en recipientes impermeables al agua y quedan preparados para llenarlos de vino. Una vez iniciado el proceso de crianza las barricas nunca deben vaciarse, ya que encogerían y podrían contaminarse con facilidad.

    El envejecimiento del vino es un proceso lento, gradual y delicado. La temperatura de la bodega  proporciona estabilidad y una vida propia del vino más larga. Es muy importante la edad de la barrica, ya que una nueva aporta aromas y sabores nítidos, mientras que una barrica de muchos años puede influir desfavorablemente, aportando sabores y olores contraproducentes a la calidad del vino.

    La botella

    Es en la botella donde culmina el proceso de maduración y crecimiento del vino. Es el lugar donde termina de redondearse y de pulirse.

    Durante la crianza en botella el vino sufre un proceso de reducción, al encontrarse en un recipiente herméticamente cerrado, en contraposición con su situación expansiva durante la crianza en barrica.

    En realidad en el proceso de crianza en botella se produce una redistribución del oxigeno de manera que los componentes que no se oxidaron en la crianza en barrica, pero que tienen un potencial reductivo suficiente, toman parte del oxigeno de los que se oxidaron, y éstos a su vez se reducen.  De esta manera en la crianza en botella se da un proceso de redistribución, con una reducción relativa y parcial, como continuación de una oxidación también relativa y parcial.

  • Curso básico de cata de vinos

    La cata es la apreciación por la vista, el gusto y el olor de las cualidades del vino. Catar es someter un vino al juicio de nuestros sentidos, para valorarlo, apreciarlo y disfrutar de él. Te ofrecemos una serie de consejos para la iniciación en la cata de vinos.

    Sentidos empleados en la cata:

    La vista: por ella sabemos de la limpidez y del color del vino, de su intensidad y matiz.

    Se utiliza la vista en varias etapas:

    • Observación de la superficie del vino en la copa, colocada ésta a la altura de la cintura (examen del disco). Este disco debe de estar siempre brillante.
    • Observación del vestido del vino, llevando la copa a la altura de los ojos. En este análisis se ve el color (intensidad y matiz) y la transparencia del vino.

    A la vista de estas observaciones se podrá descubrir el color del vino, y descubrir y juzgar su estado de limpidez brillante, cristalino, nítido, o bien velado, lechoso, opaco, turbio, etc.

    El olfato: siempre hay que oler profundamente el vino antes de llevárselo a la boca.

    Se somete el vino al olfato en tres fases:

    • Se huele sin mover la copa. Se detectan así los aromas primarios (los de la variedad y el terruño).
    • Agitando fuertemente la copa y oliéndola, se detectan los aromas secundarios (aromas propios de la fermentación del vino).
    • Dejando reposar la copa, se huele de nuevo y se aprecian los aromas terciarios (aromas de conservación y envejecimiento).

    Para la descripción de todos los tipos de aromas, se utilizan las diversas series de aromas existentes en la naturaleza y por comparación con ellas.

    Serie Floral: violeta, rosa, geranio, jazmín …

    Serie Frutal: frambuesa, cereza, fresa, grosella, plátano…

    Serie Vegetal: heno, paja húmeda, champiñones

    Serie Mineral: tiza, tierra …

    Serie Animal: caza, venado, piel de animales…

    Serie Balsámica: resinas, fenoles…

    Serie Química; alcohol, mercaptanos, azufre…

    El gusto: En la lengua, los sabores se localizan en zonas determinadas y a través de pequeñísimos puntos sensibles (papilas). Los sabores fundamentalmente son sólo cuatro: dulce, salado, ácido, amargo.

    Se detectan respectivamente, en la punta de la lengua, en los bordes laterales por la parte de arriba, bordes laterales por la parte de abajo, en el fondo de la lengua.

    Las fases en que se dividen las sensaciones gustativas son tres:

    • Ataque: primera sensación en boca. Es una sensación instantánea y se percibe en los primeros segundos de llevarse el vino a la boca, en pequeño sorbo.
    • Evolución: paso en boca. Es la variación continuada de las sensaciones, ampliándose. Se percibe al pasear el vino y distribuirlo en la boca y sigue percibiéndose aún después de escupido el vino.
    • Postgusto: o último gusto. Última sensación que nos queda al final de la boca. Puede ser corto o largo.

    El tacto: por él se conoce el grado de temperatura, consistencia, viscosidad, untuosidad, untuosidad y cuerpo de un vino. Incluso determinados “gustos” son también sensaciones táctiles, reacciones de las mucosas, como, por ejemplo, ocurre con el calor del alcohol, su consistencia, la astringencia del tanino…

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