La cata es la apreciación por la vista, el gusto y el olor de las cualidades del vino. Catar es someter un vino al juicio de nuestros sentidos, para valorarlo, apreciarlo y disfrutar de él. Te ofrecemos una serie de consejos para la iniciación en la cata de vinos.

Sentidos empleados en la cata:

La vista: por ella sabemos de la limpidez y del color del vino, de su intensidad y matiz.

Se utiliza la vista en varias etapas:

  • Observación de la superficie del vino en la copa, colocada ésta a la altura de la cintura (examen del disco). Este disco debe de estar siempre brillante.
  • Observación del vestido del vino, llevando la copa a la altura de los ojos. En este análisis se ve el color (intensidad y matiz) y la transparencia del vino.

A la vista de estas observaciones se podrá descubrir el color del vino, y descubrir y juzgar su estado de limpidez brillante, cristalino, nítido, o bien velado, lechoso, opaco, turbio, etc.

El olfato: siempre hay que oler profundamente el vino antes de llevárselo a la boca.

Se somete el vino al olfato en tres fases:

  • Se huele sin mover la copa. Se detectan así los aromas primarios (los de la variedad y el terruño).
  • Agitando fuertemente la copa y oliéndola, se detectan los aromas secundarios (aromas propios de la fermentación del vino).
  • Dejando reposar la copa, se huele de nuevo y se aprecian los aromas terciarios (aromas de conservación y envejecimiento).

Para la descripción de todos los tipos de aromas, se utilizan las diversas series de aromas existentes en la naturaleza y por comparación con ellas.

Serie Floral: violeta, rosa, geranio, jazmín …

Serie Frutal: frambuesa, cereza, fresa, grosella, plátano…

Serie Vegetal: heno, paja húmeda, champiñones

Serie Mineral: tiza, tierra …

Serie Animal: caza, venado, piel de animales…

Serie Balsámica: resinas, fenoles…

Serie Química; alcohol, mercaptanos, azufre…

El gusto: En la lengua, los sabores se localizan en zonas determinadas y a través de pequeñísimos puntos sensibles (papilas). Los sabores fundamentalmente son sólo cuatro: dulce, salado, ácido, amargo.

Se detectan respectivamente, en la punta de la lengua, en los bordes laterales por la parte de arriba, bordes laterales por la parte de abajo, en el fondo de la lengua.

Las fases en que se dividen las sensaciones gustativas son tres:

  • Ataque: primera sensación en boca. Es una sensación instantánea y se percibe en los primeros segundos de llevarse el vino a la boca, en pequeño sorbo.
  • Evolución: paso en boca. Es la variación continuada de las sensaciones, ampliándose. Se percibe al pasear el vino y distribuirlo en la boca y sigue percibiéndose aún después de escupido el vino.
  • Postgusto: o último gusto. Última sensación que nos queda al final de la boca. Puede ser corto o largo.

El tacto: por él se conoce el grado de temperatura, consistencia, viscosidad, untuosidad, untuosidad y cuerpo de un vino. Incluso determinados “gustos” son también sensaciones táctiles, reacciones de las mucosas, como, por ejemplo, ocurre con el calor del alcohol, su consistencia, la astringencia del tanino…

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